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Isabella tercer día.....

7 nov 2012






La previa al lunes de Isabella, es como si un jurado acabara por anunciarle la condena, una semana tras otra, como en más de una película en la que se propone como guiño simpático la repetición de un día una y otra vez. Bueno a Isabella, se le repiten en ese trabajo las semanas, hasta volverse meses, y años. Está literalmente presa, no puede zafar. Le buscó mil y una noches la vuelta. Perdió horas de sueño y no encontró solución. 

Entonces decidió hacer,  lo que para ella es una fiesta  y atacar los Domingos, con un tratamiento pura agresividad. Película, y milanesas con papas fritas,  tambien puede ser Sushi, o pizza. Así que elucubró un plan,   que va a llevar adelante con el rigor de los que imponen una dieta, solo que es para antes de zambullirse tras las rejas,  como el prisionero al que se le cumple el último deseo. Comerá algo delicioso, y lo hará viendo una película que le robe alguna carcajada, o que a fuerza de pura acción le saque la cabeza de sitio por un rato. Y sino funciona, hay otras drogas que la declararán inconciente antes que suenen las doce para que no se de cuenta de nada...

Lunes, como siempre tarde (aunque se lo prometió mil veces, no logra moverse de la cama antes de las siete),  y conociendo la rutina abrumadora y por momentos absurda, sale igual, pero le gana el fastidio, el enojo  le quita  reflejos  y dobla mal, vuelta manzana - reconoce el gueto en un minuto - entra despacio al garage,  no sabe como lo hace, sin tomar ni un cafe, el auto la lleva solo y  8.30 hs. logra desembarcar en la cueva. 

Hay un "Corrientes para el lado de Santa Fé y otro muy distinto para el lado de Sarmiento".Dormida como esta y todo, se aploma, y logra mantener naturalidad ante los mismos personajes de siempre que la miran pasar con ojos entre desorbitados y desconcertados. Y todavía más, no solo sobrevive al trabajo, sino a esas dos cuadras que todavía le cuesta describir, porque hay un sentimiento en ese lugar. Es una zona complicada según la hora. Pero el garage sale un regalo. 

Al principio, se enojó con Marcelo, hasta que se dió cuenta que de pronto lo mejor que le pasó cuando la sacaron del garage de su propio trabajo, fue encontrar este lugar en su mundo. Hay magia por esa zona. A punto tal que percibe que sino fuera ella la saquearían en dos segundos, pero pasa algo como cuando hay animales, ellos le tienen tanto miedo como Isabella a ellos, por lo asombroso de la chica a esa hora y en ese lugar. Eso la está salvando, el asombro de las caras de músicos, borrachos,  y demás que la ven pasar. 

Hoy voló de la sala a la famosa Escuela Judicial, de nuevo llena de matices y sorpresas, pero feliz, al menos eso ya de por si es un cambio de aire, otra gente, y profesores que reconocen no ser apolíticos  y se esmeran en los detalles. Por suerte hubo break, y corte de luz, que no impidió que siguieran. No queda mucho tiempo hay que liquidar la materia en 6 clases, les importa si extendemos el horario?  dice como al pasar el Sr. Lederman, a esa hora es todo que si, después se verá, de ahi al auto, tarde mismos lobos, mismos hombres de paja. Pero Isabella sigue, la divierten compañeras, amigas nuevas, se ríe, las escucha.

Finalmente se separa de ellas y los miles de reparos políticos que no se detienen en señalar al referirse al profesor, que según entienden no hace otra cosa que intentar lavarles la cabeza, pero con vinagre para erradicar todo bicho que no ande con su troupe, pero de eso se trata la cosa. Isabella sin embargo, aferrada todavía a su padre, lo recuerda repetir como tantos otros "el hombre no puede ser apolítico" y la verdad que coincide con el principio. 

Ya empieza a oscurecer, está por terminar la clase y empieza a anticiparse al regreso por la zona con los colores de "Sin City". En las mañanas, y en esas tardes que se queda, todo se ve en los tonos grises de la pelicula que adora, aunque de pecado ni hablar impera la sorpresa  y el respeto y les diría más, a Isabella parece que en ese mundo se la cuida. Le fascina la reverencia respetuosa del desvalido, que en una calle angosta le permite el paso, esa manera cuidadosa con que todos esos hombres vestidos de pobreza, y desamparo actúan con más caballerosidad y cuidado incluso en sus gestos que aquellos otros con los que trabaja. Ustedes pensarán que Isabella es una ingenua, y que ojos de caballero esconden lobo dentro, y que una vez que pasó resuenan guarradas por detrás. No señores, Isabella sabe, se les ve el respeto en la mirada.... A ella que reniega de romántica, la enfrían los atracos sin escrúpulos, no le da el perfil para eso pero la pierden los personajes como el de Mickey Rourke y su incondicionalidad, que se debate en el  puro amor por aquella prostituta....Sino hay dulzura en la mirada esquiva, de avergonzado corazón, entonces para esta joven  Isabella, no hay nada. 









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