Esta mañana renegó y se pegó a las sábanas. Le metieron mucha presión para ir a hablar con sus jefes. Lo hizo por teléfono y quedó para el martes al mediodía.....Es martes, son las 9 de un día, que está más entusiasmado que ella en salir...
Se le revela el cuerpo. Como en caleidoscopio se suceden imágenes de los tres Camaristas, en distintas escenas, ni una atractiva, nada, ningún recuerdo que la haga sonreír, todo lo contrario el estómago parece verlas y encender fogatas para hacerlas ceniza. Solo que las llamaradas le arden por dentro de una manera explosiva. Piensa que presentarse en la sala ante ellos, significa solo una cosa : esposarse solita y otra vez al calabozo.
Es gente que solo echa una mirada sobre el paisaje, y cree conocerlo absolutamente, no sabe de los detalles preciosos que podrían escapársele. No sabe porque nunca los ha visto y tampoco se esmera en buscarlos.
Hace unos días empezó a leer una novela de una chica colombiana, la eligió por el titulo y lo que decía la contratapa : "Lo que no aprendí" de Margarita García Robayo. La contratapa, terminó por decidirla a llevárselo - relato que conmueve y perturba, habla de cómo se construye la memoria individual y familiar, cuando ante la inminente extinción de los recuerdos se reflexiona sobre el sinuoso territorio de la infancia, y sobre la ambiguedad del pasado común- impecable, adorable......siempre se sorprendió con recuerdos ajenos insólitos y absolutamente diferentes a los suyos ante idénticas situaciones....
Esta mañana, tantea en la mesa de luz, lo busca, quiere conocer más de cerca el mundo de esa chica....que la consuele saber que tiene sus mismos ojos para mirar.
Se levanta. La despierta felizmente el aroma del café y la alegría de haber decidido no ir a su trabajo, no pasar por eso y definitivamente no tener que ver a todos sus compañeros.....Siente que no puede detenerse a hablarles con la espontánea calidez que lo hacía, confiada en las buenas intenciones de todos. Ella también tendía a ver el paisaje como una luna llena y hermosa sobre el mar.
Pero aparentemente había nacido defectuosa, ese era su problema. Poner distancia a la gente apenas conocida, tener paciencia, nada de entregarse, relojear terreno. Aunque afuera le pusieran un letrero luminoso, no lograba distinguir entre ardillas y boas, cobras o el león en la sabana, la orca en el mar con el tiburon blanco, y el dragón de Kómodo. Para ella, el abrazo de la boa sería afectuoso, el león pasaría de largo rumiando su vanidad, y la orca y el tiburón blanco la verían con buenos ojos, cumplidora, la nena silenciosa y dócil de la clase, la buchona de turno...
Decidió borrar esa expresión tonta de su cara, tonta, tonta.....salió. Mientras manejaba, se ensimismaba en pensamientos sin sentido y por momentos escuchaba alguna voz conocida de la radio. Se descubrió analizando en un semáforo la rueda de auxilio de una camioneta negra Ford Ecosport. Estacionó. Compró frutas y verduras. Los bolivianos eran peores que ella, pensó. La verdulería estaba completamente sucia lo mismo que la chica que la atendía y le esquivaba la mirada. Pero la fruta y la verdura eran tan buenas, jugosas, dulces, deliciosas. No se compadecía el exterior del negocio con la mercadería que ofrecía.
Le duró poco, su hija mayor había faltado al colegio. Se retorcía de dolor de estómago. El colegio era muy exigente. Tampoco había sentimientos en ese lugar. Llamó a emergencias porque la nena no se podía mover. Tardaron 4 horas en venir. Apareció otra gordita, pero hoy no hubo sentido del humor sino sorpresa y más preocupación. Dixit, la nóvel médica, la revisó como pudo, de acuerdo a su sentido común. Se dio vuelta y recitó : "Mirá puede ser cualquier cosa, un virus en el intestino, apendicitis, ella ya está en edad de indisponerse.....pero concretamente no te puedo decir nada, solo recomendarte que vayas a una guardia y le hagan una ecografía ". Disculpame, lo que acabás de decir baraja las mismas posibilidades que pensé yo ....pero resulta que soy abogada....". Me contesta - es que es así, yo no te puedo decir nada, hace poquito le dije a una señora que su nena tenía gastroenterocolitis y al final resultó que era una apendicitis - Isabella no hizo ningún gesto, aguantó el tsunami de asombro como pudo, le pagó los 5 pesos y le hizo un hermoso gesto de princesa en carroza despidiéndola toda sonrisa.... Después se vistió rápido y obligó a la pequeña, a vestirse también....sin duda la guardia era lo mejor. Tardaron media hora en llegar. Las atendió un médico que al principio despidió un reconfortante aplomo que se diluyo en el mismo :" puede ser cualquier cosa....le hacemos una placa para estar más seguros". De ahí a la zona de ecografías, vuelta a esperar....."Los volvió a atender un médico de la misma edad que Isabella, -eso la mata, la desconfianza...-Nada por aquí, nada por allá...el médico dudó sobre el tema de los ovarios, les dijo que tenía que ver un machete....- Volvieron con el pediatra ya eran las siete de la tarde, y a la enana se le caían los ojos por el piso de cansancio. El médico miró la ecografía, y señaló con aparente solvencia que no se veía algo que fuera preocupante,-vuelvan a casa, que haga dieta, y esperemos otros síntomas....no le des nada para el dolor porque eso esconde la sintomatologia y nos impide averiguar qué tiene. Se fueron como habían llegado con el dolor encima, pero Isabella decidió cambiar el día. Vamos a pasear, no importa la hora, nadie está seguro de nada, hagamos un día inolvidable...ocultemos por un rato los sintomas total es lo mismo.....Merendaron con dolor de panza pero muertas de risa, se probaron ropa y se rieron a carcajadas, le compraron algo a la chiquita, se perdieron en la autopista a la vuelta pero quien les quita la alegría de reirse de los sabiondos, de los médicos sabiondos y la abogada desconfiada ?....
Pero aparentemente había nacido defectuosa, ese era su problema. Poner distancia a la gente apenas conocida, tener paciencia, nada de entregarse, relojear terreno. Aunque afuera le pusieran un letrero luminoso, no lograba distinguir entre ardillas y boas, cobras o el león en la sabana, la orca en el mar con el tiburon blanco, y el dragón de Kómodo. Para ella, el abrazo de la boa sería afectuoso, el león pasaría de largo rumiando su vanidad, y la orca y el tiburón blanco la verían con buenos ojos, cumplidora, la nena silenciosa y dócil de la clase, la buchona de turno...
Decidió borrar esa expresión tonta de su cara, tonta, tonta.....salió. Mientras manejaba, se ensimismaba en pensamientos sin sentido y por momentos escuchaba alguna voz conocida de la radio. Se descubrió analizando en un semáforo la rueda de auxilio de una camioneta negra Ford Ecosport. Estacionó. Compró frutas y verduras. Los bolivianos eran peores que ella, pensó. La verdulería estaba completamente sucia lo mismo que la chica que la atendía y le esquivaba la mirada. Pero la fruta y la verdura eran tan buenas, jugosas, dulces, deliciosas. No se compadecía el exterior del negocio con la mercadería que ofrecía.
Le duró poco, su hija mayor había faltado al colegio. Se retorcía de dolor de estómago. El colegio era muy exigente. Tampoco había sentimientos en ese lugar. Llamó a emergencias porque la nena no se podía mover. Tardaron 4 horas en venir. Apareció otra gordita, pero hoy no hubo sentido del humor sino sorpresa y más preocupación. Dixit, la nóvel médica, la revisó como pudo, de acuerdo a su sentido común. Se dio vuelta y recitó : "Mirá puede ser cualquier cosa, un virus en el intestino, apendicitis, ella ya está en edad de indisponerse.....pero concretamente no te puedo decir nada, solo recomendarte que vayas a una guardia y le hagan una ecografía ". Disculpame, lo que acabás de decir baraja las mismas posibilidades que pensé yo ....pero resulta que soy abogada....". Me contesta - es que es así, yo no te puedo decir nada, hace poquito le dije a una señora que su nena tenía gastroenterocolitis y al final resultó que era una apendicitis - Isabella no hizo ningún gesto, aguantó el tsunami de asombro como pudo, le pagó los 5 pesos y le hizo un hermoso gesto de princesa en carroza despidiéndola toda sonrisa.... Después se vistió rápido y obligó a la pequeña, a vestirse también....sin duda la guardia era lo mejor. Tardaron media hora en llegar. Las atendió un médico que al principio despidió un reconfortante aplomo que se diluyo en el mismo :" puede ser cualquier cosa....le hacemos una placa para estar más seguros". De ahí a la zona de ecografías, vuelta a esperar....."Los volvió a atender un médico de la misma edad que Isabella, -eso la mata, la desconfianza...-Nada por aquí, nada por allá...el médico dudó sobre el tema de los ovarios, les dijo que tenía que ver un machete....- Volvieron con el pediatra ya eran las siete de la tarde, y a la enana se le caían los ojos por el piso de cansancio. El médico miró la ecografía, y señaló con aparente solvencia que no se veía algo que fuera preocupante,-vuelvan a casa, que haga dieta, y esperemos otros síntomas....no le des nada para el dolor porque eso esconde la sintomatologia y nos impide averiguar qué tiene. Se fueron como habían llegado con el dolor encima, pero Isabella decidió cambiar el día. Vamos a pasear, no importa la hora, nadie está seguro de nada, hagamos un día inolvidable...ocultemos por un rato los sintomas total es lo mismo.....Merendaron con dolor de panza pero muertas de risa, se probaron ropa y se rieron a carcajadas, le compraron algo a la chiquita, se perdieron en la autopista a la vuelta pero quien les quita la alegría de reirse de los sabiondos, de los médicos sabiondos y la abogada desconfiada ?....
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