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The wicht, segunda parte

31 mar 2019

No le des ninguna información tuya, me decían mis amigas,  y yo asentía sonriendo, cosa que les producía tremendo enojo. Mira si te roba, ni siquiera la conoces ! . Cuando entré a la modesta casita con la bandera de los pueblos originarios todo fue sinceramente gracioso !. Cris, la brujita, era tamaño mesita de luz, pero muy afectuosa. Pasamos por algo parecido a un garage, junto a un señor que hablaba a los gritos y preguntaba si me iba a atender igual, por la hora, recuerden que llegué a cualquiera de Berazategui a Caseros ...... ella con ese mismo tono de voz le contestó que si, y que dejara a Benny en el garage.  Ahí nomas, me llevó a una salita con un sonido de agua en cataratas y algún que otro incienso, entonces me miró, y me dijo que en voz alta rezara con ella y convocáramos a ángeles, arcángeles, seres de luz y familia preocupada pero bien fallecida sin reencarnar, claro que se me dibujó una sonrisa, y casi me traiciona una carcajada, especialmente cuando el bueno de Benny  se me tiró encima a puro lengüetazo y ambos viejos se pusieron a gritar hasta que finalmente recuperamos la serenidad y Benny la prision detrás de la puerta. La tv estaba a todo volumen y se superponía con nuestra meditación. Así que mientras aparentemente seres de luz se apretujaban entre nosotras, Cris intervenía gritándole a su marido sordo, que bajara el volumen del aparato !. Y fue, en ese preciso momento que le pedí que citara a las pseudocriaturas del bien, una especie de equipo Marvel multitasc ella solita, bruja de las pesadas con tremenda cancha y le expliqué que al ser una lega en la materia, sentía que no tenía autoridad moral para codearme con semejante pureza. Las brujas pesadas, de cartel de narcotrafico colombiano o de ciudad Juarez, chihuahua, México, como ella seguramente se habían ganado el respeto para relacionarse con estos seres. En cambio yo, era una bruja de lo más ordinaria. Me entregó las runas, me explicó las instrucciones del juego, sostengo la bolsa por debajo, la agito, saco una piedra, hago una pregunta y ella como buena intermediaria, me anuncia con pompas, la respuesta del equipo bueno, y así lo hizo. Oscurecia, entre pregunta y pregunta se superponían los gritos de los viejos, porque Benny no dejaba de ladrar. Me dejo en claro que antes de reencarnar en mujer, yo había sido un hombre inglés o irlandés y oficial de un crucero que por equis motivo, no por un témpano de hielo se estaba hundiendo, pero la escena en nada se parecía a la romántica y dramática 
de Leo Di Caprio, la mía era mucho menos ambiciosa, no esperaba un Oscar ni mucho menos. Era oficial medio pelo de un crucero, único que lograba mantener la calma entre capitán y otros oficiales salvando la vida de 5 chicos, a los en uno de esos botes de goma, termine rescatando y dejando mi vida en el barco. Sin posibilidad ni drama a lo kate winslet, sosteniendo la mano de un enamorado Di Caprio congelado y finalmente muerto. Cuestión que el pobre de mi padre esta muerto pero la preocupación por mi torpeza con el hobbit no lo deja reencarnar, a mi y a Marcelo nos hicieron un trabajo, y parece que fue una tonta que cree que le puedo boicotear su relación con este chico bajito que tiene que tener tremendas habilidades para superar el trauma del metro sesenta, ignorando que también el tiene un trabajo y no está actuando con una maldad resentida sino como un muñeco de aquella saga, la del Capitán Escarlata. Temí hacer más preguntas, anochecía y mi bruja, tenía conversaciones en stereo  con su marido sordo, que cada tanto volvía bizarra la cosa, provocando en Cris, tremendos  aunque pequeños berrinches que daban una encantadora nota de color a toda la situación, así que tome nota del caso, me despedí cariñosamente y volví a mi madriguera de la que nunca debi haber salido. O tal vez si, pero a lo Penelope Glamour.......

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Cuentos de Hadas suburbanas . Todos los derechos reservados. © /Desarrollo: Maira Gall / Ilustraciones: Lau Rolfo