Se despertó a las seis de la mañana, pero el cuerpo y la cabeza se le negaban, - a eso -, a despertar.....la traicionaban, la dejaban a pie.....recibía bofetadas en imágenes de la avenida Corrientes, del atajo que hacía hasta allí que de poco servía, y la vacilación de la llegada a la hora de estacionar.....sentía náuseas y le rechinaban los huesos, empujados por músculos como ladrillos, le pesaba la espalda, cargaba 43 años de hilaridad y amarguras. Entonces Isabella, sopló, sopló y la estructura se desplomó, dejándola sentada en la cama sin fuerzas, apenas vestida, como uno de los tres cerditos, el más flojo..... Marcelo ya se había duchado, la miró sorprendido, ella no era de dudar a la hora de salir. Le preguntó rápido, y no obtuvo respuesta así que sin más le ordenó "quedate, alguna vez pensá en vos". Isabella asintió, se volvió a enroscar entre las sábanas y ya no recuerda nada hasta que el celular empezó a sonar. La luz del sol pestañeaba entre las persianas, miró la hora eran las nueve de la mañana, de un precioso miércoles de otoño.
Ella estaba en casa.....A duras penas llamó al trabajo, saludó a una compañera que cumplía años y explicó lo de siempre......Amelia no vino, su mamá y hermana no estaban, Marcelo viajaba a Rosario "me tengo que quedar porque la más grande se siente mal", de ella ni habló, no puede hacerlo porque enseguida se le enreda la cabeza en la voz de su Jefa : "Ustedes son unos beneficiados en este trabajo, en una empresa privada directamente los echan. Usted tiene que tener un plan B y por supuesto una empleada con cama"..... Como le explica Isabella, que en su casa no cabe un alfiler más, y aún si pudiera, no se sentirían cómodos, la casa es chica, el corazón parece que también y cada uno decide qué hace con su vida mi estimadísima doctora....
Capaz que la tendrían que echar, piensa Isabella.....algo drástico, y entonces ya no sería ella la que destrozaría su futuro, la culpa se la echaríamos a la doctora y sus secuaces. Eso la obligaría a abandonar el cobijo del limbo en el que tan a gusto se ha quedado. Tal vez los primeros días amaneciera llorosa, y con ojeras, pero con el tiempo debería hacer algo, no tendría escape......
Por fin se levanta, levita hasta el café y se sumerge en un dibujo con pasteles. Ensimismada se olvida la hora...hasta que Cathy la iguana, la saca del ensueño al raspar el vidrio ......necesita agua. Isabella necesita concentrarse en sus hijas, que están por llegar. Ordena la casa, amontona cosas por aquí y por allá, hace camas, lava platos y por fin prepara una tarta. 11.30 hs. está en el horno, las chicas llegan puntuales en media hora...Pero la cabeza de Isabella no está en su casa, el cuerpo sabe cómo moverse, y sino improvisa, la sigue es un drone sin tripulación preparado para todo terreno.
Cuando las chicas se van.....vuelve el silencio que la pone en off. Es un placer estar en la casa, pero de una soledad devastadora, solo para personas que no se impresionan con facilidad, no cualquiera puede rendirse de esta forma. Ni siquiera salir a comprar frutas, pan y pastas logra recompensar el suave murmullo en el que se mece la casa. Digno de casa embrujada, de esas que atrapan a sus dueños en una enorme telaraña y la envuelven hasta que pierde la noción de otras realidades.....
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