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Soy techie.....y otros cosos parecidos..

30 nov 2020



 He notado en estos días, que a pesar de mi edad, o tal vez justamente por ella, me he vuelto absolutamente techie. Persona que muestra un interés obsesivo por la tecnología, pero no por mi lucidez o fluidez mental sobre el tema, ni siquiera por inquietud  sino porque tengo cinco controles remoto y no logro prender el smart tv. Es smart podría prenderse solo, sin embargo la única que domina hasta el voley en la play 3, es Pipa, la bebe de esta familia.


Tengo cuatro nenas dormidas en casa, a eso de las 11 hs. de la mñana, baja Emi, hermoso pelo castaño y ojos color miel, creo la más chica del grupo de 11 años. Le sirvo un jugo, y las dos buscamos entre decenas de galletitas las que le pueden gustar. Es desalentador que no le guste ninguna. Tal vez fuera mejor haberle ofrecido un solo paquete de galletitas de agua o simplemente tostadas. Falla número uno : les damos la posibilidad de elegir entre cosas que incluso no les hacen bien. Queremos que el desayuno sea un trámite, es flojera nuestra, punto anotado, primer gol en contra !!!!

Cuando intentamos prender la TV, nos encontramos con la colección de controles remotos. Me alegró que Emi no acertara a prenderlo, al menos sigo siendo su adulta, me necesita. Logro que desaparezca el cartel de "no hay señal". El aparato, no es tan malo, me dio opciones de fuente, y me sonó lo de Hdmi1, Hdmi2, etc. Los canales aparecieron en Hdmi2, no en TV (misterio), bah el canal, un noticiero que hablaba de la canasta básica de alimentos. Cuando quise cambiar perdimos señal otra vez, estuvimos media hora entre volver a la tv y tratar de cambiar el programa de alimentos necesarios para el hogar. Estaba a punto de darme por vencida, cuando hizo su entrada triunfal, Pipa, metro y veinte, 8 años, aplaudimos !! hubo ovación, en dos segundos. De muy mal humor, puso todo en su lugar y todavía me bastardeó con un tremendo "mami pero cuántas veces te lo enseñé". Me sentí de 70 años y ni me salvaron de la cabeza boicoteadora y mala amiga, recordar todas las frases clishé que yo me la paso diciéndole a ella. Si Agus y yo queremos mirar tele, una peli o jugar a algo, necesitamos desesperadamente a Pipa.

He descubierto otra palabra, con esto de hablar en moderno : hoy en día hay que tener buen feedback, alimentar y ser alimentada por el mundo que nos rodea hasta que se te aparezca un Troll. Estoy afiladísima, les explico : es una persona que se encarga de postear comentarios negativos, me va a encantar hacer trolling, ustedes verán. La de posibilidades de hacer un quilombo troll, si uno cuenta con un Led Smart TV con tecnología 3D con posibilidad de navegar por internet via wi fi,  y compartir contenidos con amigos. Ese es el otro tema, uno ya no ve a los amigos, les comparte todo, les pone likes en todo tipo de redes sociales y a veces se siente poca cosa por compartir algo que era simpatiquísimo, y   obtener dos miserables "me gusta"(puff tanto esfuerzo  para eso). Ahora, si el led dice que es compatible con cualquier dispositivo de reproducción, y una puede entenderlo, más que techie, es oriental. Y si claro, soy más que oriental, soy polaca. La cosa no termina ahí, uno además de ser techie, o andar por las redes buscando amigos que ya no ve, también es otras cosas por ejemplo: webs Health friendly, facilísimo, busca ser sana,  encuentra sitios que permiten encontrar, y poner en práctica una vida más saludable. Yo pensé que mi vida social era buena onda porque aprendí a ser gayfriendly y petfriendly, pero hay un carrerón de friendlys que seguir para estar al día con la globalización . 

Sobre el tema de la vida sana, he descubierto que puedo cultivar  el Shirodhara, una técnica ayurvédica que ayuda a aquietar "el viento" de la mente gracias a un hilito tibio de aceite que cae en el entrecejo, se nota que estoy muy estressada, porque terminé usando el aceite para unas tostaditas con queso, orégano y un poquito de ajo en polvo. La fluidez que logro entre la problemática de cuerpo y mente !,  ni les cuento, cuando el aceite del entrecejo pasa a la mejilla, y lo sienten al final en el cuello, descarto que habrán actuado diplomáticamente, lo que sobra se lo llevan a casa y ya saben. Así que hasta ahora soy techie, uso twitter, no tengo instagram, algo de facebook, y me se vida y obra de medio planeta. Cosas que de todos modos a la larga iba a saber o no pero que en definitiva mucho no me iban a cambiar la vida, hay situaciones de las que no tengo por qué enterarme. Y aparentemente, sigo la onda verde.

Llegué hasta acá : tengo un tsunami emocional, devarío seguramente por el manejo y exceso de información. La otra variable es la edad, estoy más cansada, sigo siendo víctima de las hormonas, soy viuda del deporte, lástima que para eso no hay intervención que valga. Me olvidé de contarles sobre los muebles que hoy con diseños de artistas plásticos son mesas intervenidas, sillas intervenidas, tal vez algún artista plástico me pueda dar una manito, total sería una intervención más para él y yo después les contaría que nombre le podríamos poner "hacelo vos misma", "Renová tu patio", "los mejores pasos de una buena intervención", de esta forma estaríamos liberando a la nena, de las mayúsculas responsabilidades que la cultura moderna le ha impuesto y a la madre le conseguiríamos un manosanta con nombre de artista.

Un cuento de Gustavo Nielsen

27 nov 2020

 Esto es escribir señores...

FRANCO Y SUSTO



Conozco al Susto de hace treinta años, mirá si voy a necesitar que un pendejo me venga a decir quién es. Tomamos cerveza siempre en la misma esquina. Si conseguimos, también fumamos. A veces consigue él, a veces yo. Si tenemos papel de seda, armamos legal. Si no armamos igual, con las páginas finitas del Nuevo Testamento que nos regalaron los Testigos de Jehová de la otra cuadra. Alto porro santo.
Al Susto me lo encontré cuando era pendejo. Yo tenía quince y paraba en una plaza. Los pendejos tienen que andar con pendejos. Estábamos fumando tabaco. Él andaba solo y le digo “che, chabón, ¿vamos a escabiar a aquel árbol?”. Hizo que sí con la cabeza. Desde ese día, treinta años tomando cerveza con el Susto. Y nada de nada con el Susto. Amigos, nomás. Hasta que vino este pendejo y nos cagó la vida.
Yo no sé cosas del Susto. O no sabía, hasta que el pendejo llegó. Era mejor no saber. Nunca me importó lo que pudiera hacer. A veces le hablaba algo de mi vida, poco y nada. Con la mano levantada me regalaba el gesto de “Franquito, todo bien” y yo me quedaba contento. Siempre fue así. Es mi hermano. Lo único que hago es compartir. Por ahí faltan puchos y yo compro, los tiro en la vereda y le digo “Susto, se te cayeron los puchos”. El chabón se ríe, pero no dice más que algún que otro monosílabo. No necesita hablar. Yo lo miro, él me mira. “¿Está fresca la birra?”. “Uh”, dice. “¿Se te apagó el fasito?”. “Wé”. “¿Viste el partido de Boca el otro día?”. “¿Eh?”. “¿Querés que consigamos un sánguche?”. “Ah”. Salvo por la w, habla con vocales. Y con la hache, que es muda como él. En treinta años no le había escuchado decir una palabra de más de una sílaba hasta ayer a la tarde.
A ver: antes tuvimos un tercero. Varias veces. Siempre hay un atrevido. Hubo un renguito que era una maza. El Susto no le daba ni cinco de pelota; yo le hablaba. Había jugado en las inferiores de Morón antes del accidente. Hubo otro pibe que mezclaba la Quimes con Mirinda. Se nos pegó tres días. Yo le decía “borracho no toma azúcar”, y el pibe se reía. Le faltaban todos los dientes. Vino también uno que dijo ser el hermano del Susto y contó que le pusieron el apodo a los cuatro años, porque veía fantasmas. Al menos a su abuela y a un delegado al que lo había pisado el Mitre. El Susto no dijo ni sí, ni no. No movió la cabeza. Apoyó la botella recién abierta sobre sus labios y no paró hasta que le vio el fondo.
Cuando apareció con el pendejo no me importó. No tenía cabida. El pendejo hablaba mucho; se daba corte. Abrió la temporada tomando una Jeineken: nadie que tome Jeineken en una esquina puede durar. “¿De qué te la das, boludito?”. Él se rió. Y empezó a venir todas las veces. Y a meterse.
- Es un personaje, tu amigo. Con vos no habla, pero conmigo sí –me dijo.
- Qué te va a hablar.
- Le pregunté cómo se llama. Le cuesta activar, pero suelta.
- No quiero saber, pendejo.
- Le pregunté si tenía familia.
- Callate.

El Susto vive en el presente. Le digo: “¿Viste qué pasó ayer?”. “Ah”. O: “Che, Susto, ¿viste lo que pasó hace una semana?”. “Ah”. “¿Y lo que va a pasar el mes que viene?”. “Uh”. El pendejo también empezó a venir solo. Y traía los fasos especiales que el Susto traía antes, a veces, armados con papel ecológico. Ese marrón, marca OCB. El Susto lo consigue en el Sarmiento.
- ¿Te los roba o se los regalás?
- ¿Eh?
- Los fasos.
Nunca me había regalado uno de esos. Los compartía, sí, de a pitadas, pero los llevaba siempre él. El pendejo lo encendió con un Cricket. Entendí que se los regalaba. Cuando el Susto se fue, le pregunté, pero no me contestó. En su lugar, dijo:
- ¿Ustedes son trolos?
- Rescatate, pendejo.
- ¿Te coge?
- Achicá porque te mato, pelotudo.

Por esta esquina pasan taxis y nos tocan bocina. Yo los saludo. Los taxis son los tiburones de las calles. Me molesta solamente cuando se paran, porque detrás de ellos siempre viene un patrullero. No sé por qué, pero es fija. Vienen a molestar cuando ven que las botellas vacías pasan de cuatro. Nosotros estamos acá sentados, no le hacemos mal a nadie. Pero el taxista dice “está mal mostrar las botellas. No puede ser que nuestros hijos vean todo lo que chuparon”.
- ¿Y por qué no puede ser?
- Porque es un mal ejemplo. En Estados Unidos no te dejan chupar en la calle si no le ponés una bolsa de papel madera que tape la etiqueta.
- Los yanquis me la chupan.
El Susto se rio y el pendejo hizo fondo blanco. Llevó las cinco botellas vacías y las ordenó en fila india en el cordón. Yo ya sabía que era para problemas. La sirena sonó desde la otra esquina. “Pendejo, sos un tarado”. El patrullero se paró al lado de las botellas y las barrió cuando abrió la puerta. Iba un solo cana. Siempre van de a dos, de lo cagones que son.
- No vengás a joder que no tenemos documentos. Ya lo sabés –le dije.
- Entonces los tengo que llevar.
- Andate a la puta que te parió.
Me pateó las piernas, como si fuera un perro sarnoso.
- De pie -mandó.
El pendejo se paró. El único. El Susto solamente cerró los ojos. Yo me puse en cuclillas y no hice más nada. “Estamos en el horno”, pensé. El cana fue hasta el patrullero a llamar por la radio. El pendejo se le acercó. El cana puso una mano sobre la cartuchera y abrió el botoncito. “Acá nos vuela”, pensé. El pendejo puso su mano derecha sobre el hombro uniformado del tipo. Lo miraba a los ojos cuando le habló.
- Paremos esto. Franco está cansado, por eso dice cualquier cosa. Lo va a tener que disculpar. ¿Cómo podemos arreglarlo?
El cana nos miró un rato, como si no entendiera. Se metió de vuelta en el patrullero. Hizo sonar la sirena. Salió.
El pendejo levantó las cinco botellas y las escondió en el cantero. Después volvió a sentarse al lado nuestro, con la espalda pegada a la ochava.
- ¿Cómo hiciste?
- Arreglé –dijo el pendejo.
- Pero no vi que le dieras nada.
- Nada –repitió.
El Susto abrió los ojos otra vez.

El pendejo se las da de traductor. ¡Lo acaba de conocer y ya cree que lo tiene de toda una vida! “Quiere decirte esto y lo otro”. Como si yo no lo pudiera entender. “La birra está congelada; hay que darle tiempo a Ruggeri; pasame las vacías que dobló la lancha; ¿no quedaron flores del domingo?; mandate de una, chabón, nos vemos”. Es un caradura, el pendejo. “Cuando hace así te está diciendo esto, con este gesto te dice esto otro”. Ya no lo aguanto más. Vienen juntos y cuando el Susto se va, el pendejo se queda conmigo. Como si fuera mi amigo.
- El otro día me lo garché.
- ¿A quién?
- Al Susto, a quién va a ser.
Largué el vidrio.
- ¿Tás diciendo que el Susto es puto? Te voy a cagar a trompadas...
- Cómo caíste, ¿eh? No es puto. Tiene familia en Padua.
Me quedé más frío que la Jeinken.
- Una esposa y dos hijos -agregó.
Forcé la risa.
- ¿Y cómo los mantiene?
El pendejo largó una bocanada con forma de aro.
- Trabaja con una bruja en Moreno. El chabón ve fantasmas. Le pagan una torta de plata para que los señale.
Agarré la tuca con las uñas. Aspiré hasta que los pulmones se me llenaron de humo.
- La bruja dirige la quinta –siguió-. Lleva gente de guita. Él les indica si tienen el fantasma pegado. Los ve, los cuenta. La bruja les cobra a los pitucos. Entonces el Susto pasa cerca del tipo, le quita el fantasma y se lo pega a otro. Así es como laburan en Moreno. A todos los que garpan los liberan igual.
- ¿Me estás jodiendo? Lo conozco: no tiene familia en Padua ni en ninguna otra parte.
- Tiene. Posta.

La verdad es que me arruinó la esquina. Treinta años sin hablar y lo bien que nos iba. Acá tomando, fumando. Ahora los veo venir juntos y ya me agarra la bronca. Para colmo se separan cuando llegan; el Susto se me sienta a la izquierda y el pendejo a la derecha. “¿Ya no corren más Quilmes?”. El pendejo dice “al capo le dan acidez”. “¿En treinta años no te dieron acidez y ahora te dan?”. El Susto sacó un Mylanta del bolsillo. Pasó la lancha con dos yutas y el pendejo la saludó. No habíamos tomado ni tres botellas cuando el Susto se levantó, se limpió el vaquero y se fue.
- Sé más cosas –tiró el pendejo.
Me quedé callado. No tenía ganas de nada. Ni de escucharlo, ni de detenerlo. Nada.
- Los hijos son un pibito y una pibita. La esposa es la bruja. Los hijos la ayudan en los rituales, porque ya son adolescentes. Sirven jugo, cortan las tartas, dan números, reciben a los pitucos.
Sacó una foto del bolsillo. Había un rancho sin vecinos, solo en una cuadra del Conurbano.
- Acá viven. La quinta no, la quinta es grande, con árboles. La alquilan para las sesiones. Trabajan los fines de semana, tienen hasta seguridad. Perros. Los pitucos estacionan los coches y cuentan lo que les pasa, el disgusto que tienen. Los fantasmas les deterioran la salud. No son todos jodidos, a veces sirven. Pero la gente igual no los quiere porque traen mala suerte. Y el Susto va y los señala. Y si nadie más los ve les dice cómo son, qué están haciendo. Las sonrisas que ponen.
- ¿Y él se los mata?
- Ahora vengo –se levantó-. No se pueden matar porque están muertos de antes.
El pendejo fue a mear al baldío y a comprar otra birra al almacén. Al volver la destapó haciendo palanca con el encendedor. Tomó un trago antes de sentarse.
- Ese es todo el problema –dijo-. Los fantasmas se pasan. Cuando el tipo paga el Susto le quita el fantasma y se lo pega a otra persona. A los pitucos les chupa un huevo a quién se lo contagian. Se alivian enseguida cuando sucede. El Susto los ve clarito. –Hizo un silencio corto.- Uno se te pegó a vos, me dijo.
- ¿A mí?
Afirmó con la cabeza. Tosió.
- ¿El Susto te dijo?
- Sí.
Casi se me cayó la botella del temblor que me agarró.
- ¿Cómo me va a hacer algo así?
- Sin querer. No elige a los que se los pasa. Simplemente los ve, los saca y después espera. El que te pegó le vino prendido al pulóver, desde Moreno.
- Me estás comiendo la cabeza.
- Es verdad. Preguntale, si no.
Le tiré una patada, así nomás de sentado.
- Rajá de acá. No te quiero ver más.
- Mañana no vengo porque tengo que hacer una changa por el centro. Aprovechá y preguntale.

Pero vino igual. “A este pibito lo tengo que matar”, pensé. Nunca, nunca, nunca le había preguntado nada a mi amigo. “Hola Susto, chau Susto”. Nunca habíamos tomado stout, que es de putos. ¿A quién se le ocurre ponerle azúcar a la cerveza? Y el pendejo se apareció con dos stouts. Me decepcioné cuando lo vi tomar al Susto. Le dije: “¿qué hacés, vieja?”. Sabía lo que le había dolido aquel pibe que la mezclaba con Mirinda. Y le vi también sacar un vasito plegable, de esos de plástico que venden en La Salada, y desplegarlo para que el pendejo le sirviera más stout. “Se acabó la esquina”, pensé. Me levanté y me alisé el vaquero.
- ¿Adónde vas? –dijo el pendejo.
- No sé.
Los dejé y me fui por ahí. Vi minitas, saludé a un taxista que me tocó bocina. Le garronié un 43/70 a un viejo. Le escamotié una torta de grasa a una gorda que para a la salida del túnel del tren. Entonces me dio sed y compré una Quilmes. Como no llevaba envase, el almacenero me la pasó a una botella descartable que tenía por ahí, y que había sido de agua. El primer trago lo di adentro, pero después enfilé hacia la esquina. “Ojalá se haya ido”, pensé. Y también pensé que era hora de hablar con el Susto. Si al pendejo le había contado, a mí también. Si no, era una guachada. Milagro: el Susto estaba solo, a punto de pararse.
- ¿Adónde vas?
- ¿Ah?
Le dije que estaba bastante molesto por ese pendejo que había traído. Era un atrevido. No entendía que a él le hablara y a mí no. No entendía que él le manejara los armados de papel marrón. Le pasé la cerveza y le dio un trago largo, del pico, como tiene que ser. “Qué stout ni qué carajo”, le dije. Aparté las botellas para sentarme.
- Decime: ¿me vas a contar?
No contestó.
- Estoy re paranoico, Susto. En cualquier momento vuelvo al paco. Este pendejo de mierda que trajiste me está boludiando mal. Tenemos que hablar ya mismo. Aprovechar que no está.
Hizo que sí con la cabeza. Y después dijo:
- Bueno.
La palabra me sorprendió. Fue como el tañido de una campana anunciando a misa.
- ¿Por qué no me hablaste en treinta años?
- Porque no.
Las palabras le salían claritas. El pendejo tenía razón.
- ¿Y ahora por qué me hablás?
- Porque sí.
Tomé otro trago. “La Quilmes es la mejor cerveza del mundo”, pensé. Dije: “ahhhh”, satisfecho. Él sacó el Mylanta del blíster y se puso a masticarlo. Me cabrié.
- Chabón: ya no sé si quiero seguir siendo tu amigo, así…
- ¿Así cómo?
- Ese pendejo vino ayer y antes de ayer a batir cosas. Nuevas, de vos. Acerca tuyo. Por ejemplo: ¿es cierto que tenés una familia en San Antonio de Padua?
Tardó en contestar.
- Sí –dijo.
- ¿Con dos pibes?
Afirmó con la cabeza, sin hablar, como si el tema le diera vergüenza. Sacó un paquete de Marlboro, lo taqueó y agarró un cigarro entre los labios. Volvió a guardar el paquete sin convidarme.
- Es cierto –dijo, al fin.
- ¿Y cuándo la tuviste, si yo te vi todo el tiempo? Si estuviste treinta años conmigo.
- Me ves solamente cuando escabiamos.
Encendió su cigarrillo con el Cricket que le había visto antes al pendejo.
- ¿Y qué hay de cierto de eso que le andás quitando muertos a la gente?
Hizo que sí con la cabeza.
- ¿Es verdad? –insistí.
- Es un laburo como cualquier otro –dijo.
- ¿Muertos que se ven?
- Yo, al menos, los veo –dio una larga pitada.
- ¿Y te pagan por eso?
- No me puedo quejar.
- ¿Y es cierto que yo tengo pegado uno?
Que no me hubiera convidado un cigarro era la peor de las señales. Hice un revólver con los dedos de la mano derecha y le apunté al pecho. “Pum”, dije. Traté de sonreír para bajar la gravedad de la pregunta. Apoyé la botella en el piso, algo que jamás había pasado antes con líquido adentro. Una botella abierta, en la esquina, va de mano en mano. Es ley.
- Sí –dijo.
Le dio una segunda pitada a su Marlboro. La mano me empezó a temblar. Por las dudas toqué el Testamento de las hojas arrancadas, que siempre llevaba en el bolsillo de atrás del vaquero.
- ¿Y quién es?
El Susto puso cara de pedir perdón.
- El pendejo –dijo.

 



Ya entendí al cerebro de todas, le falta oxígeno !


 


Me he transformado en una ahuyentadomingos inevitable. Estamos haciendo galletitas, este blog no da recetas, da pistas. Nadie quiere volver mañana, y eso es lo más grave que nos pasa ? si, a Pipa la de 7 años la persigue una pandilla liderada por una coreana "Aylin Lium", es genial. No tengo nada contra los coreanos, si contra Aylin Lium. 

Mientras almorzábamos me preguntó que significaba amenazar, le di un ejemplo fácil : sino comés toda la comida no te hago las galles. Por qué preguntas ? silencio - ah - y siguió, mama sabés que Aylin me dijo que si me pasaba a su grupo me daba dos pesos ?. Sin ninguna duda acá hay coreana encerrada, mafia.  Rápida como los bomberos le dio un consejo : Pipa por menos de 100 dólares blue no agarres.

 Para el resto de la familia, los fines de semana no alcanzan para compensar toda una semana ni por asomo. Seguro que es porque nos falta oxígeno en el cerebro. Hoy leí en el diario que para que el cerebro no se deteriore, necesita mucho oxígeno. Creí que con respirar más seguido le solucionábamos la vida al cerebro, pero no, ahí nomás me arrebataron la poca autoestima que me quedaba.

 Resulta que para que el cerebro tenga más oxígeno hay que hacer 30 minutos de actividad aeróbica todos los días. Una pavada. Eso nos pasa, tenemos miles de actividades a saber : transar con Aylin Lium para sobrevivir todos los días en el colegio. Aprender a poner tildes cuando escribo con Agus al lado. No decirle Pipa a Caro, no decirle Agustina a  Agus.  Revisar si los expedientes están en condiciones de que los Camaristas dicten sentencia, si las apelaciones fueron bien concedidas. Darle plata a Susi para las compras de la Sala, llamar a intendencia para que le arreglen la lámpara a Juan Manuel, el prosecretario letrado. Hablar con un señor - pocas luces, literal - (menos que la que encendía la lámpara), cara de nada, medio gordito y explicarle como dijo Juan Manuel : que ya probó la lamparita, y no es, que hizo lo propio con enchufe, y tomacorriente, que para él es la lámpara, que el Sr. electricista- de la intendencia de la Cámara Civil - me conteste como si nunca hubiese hablado : que primero empecemos por la lamparita, consigue otra y la trae.

 Llega Juan Manuel, le cuento, se ríe no lo puede creer. Vuelve el gordito, ahora le habla Juan, parece que es hombre, le presta más atención cuando le cuenta lo mismo que le dije yo. Tiene dignidad el gordito, le confiesa que todo eso yo se lo había adelantado. Se lleva toda la lámpara. Todas con piojos otra vez. Mañana tengo dentista. Agus necesita ropa para jugar al tenis cuando hace frío. Martes y Jueves complicados, Miércoles dificilísimo. A veces los viernes también.

 Ya entendí, tenemos muchas actividades pero no aeróbicas 30 minutos, el cerebro está deteriorado, y para colmo yo me creo que hacer galletitas un domingo es un conjuro contra los lunes. ERROR, dice la nota "evitar las grasas malas (trans y saturadas) que se hallan en la manteca", casi el 90 % del contenido de las galletitas. Ah y sépanlo, el 90 % del cerebro está compuesto por agua, entonces la ingesta (dice ingesta) de líquidos es más que necesaria. Todo esto que nos pasa es porque nos falta un montón de oxígeno en el cerebro, sepultado bajo capas de galletitas domingueras. Buenas Noches.





El baile...

26 nov 2020


 

La culpa, eso que Dostoievski define de una manera asombrosa en "Crimen y Castigo" : sentirse abrumado, por las dudas que genera una acción, que por descuido, en principio sin intención, conduce a cometer un daño que no necesariamente deviene en el famoso asesinato de la ingrata usurera, por lo menos en mi caso.

Lo mío como siempre, es exagerado. Un mail me la trajo volando (entiéndase, a la culpa). Hablaba de la comisión de madres de septimo VDS, creada, sin fines de lucro y heroicamente a la par de los bomberos voluntarios de la Boca de la que yo no podía participar porque claramente no hubiese estado a la altura. Cuando pidieron por única vez la colaboración para la organización del baile para recaudar fondos y poder hacer un viaje de cuatro días al Palmar, Entre Ríos, el selecto grupo de madres trabajadoras agachó la cabeza y se entregó sin más al duro frío de Siberia, lo mismo que Rodión.

La semana siguiente, me trajo más noticias; se me adjudicaba el puesto de la venta de tickets para hamburguesas, pizza y bebida junto con otras dos desconocidas. Me lo tomé con más liviandad que el pobre Raskolnikov, incluso intuí que me iba a divertir. Era un viernes  parecía tan lejano, hasta que fue hoy,  justo hoy que estoy tan cansada, que me revuelvo de dolor por una tensión que vivo cargando en los hombros. Marcelo, ya había partido a Catamarca, a correr por el desierto de Fiambalá, quedé absolutamente a cargo en la casa. Quería volver temprano, buscar esa droga que me fulmina, le pega a la espalda y la desarma, entonces mi andar es mucho más feliz, liviano, ágil, deja de sentir culpas, y se arrepiente de la idea que hasta anoche parecía alimento barato para el blog. A las siete Agustina empezó a ducharse, mientras la madre mandaba mensajes desalineados y desubicados para saber en el último minuto a que hora debía estar y dónde, "si ya se que se hace en el Fenix o Felix Marino ? pero no se irrrrrr ! me mandas la dirección Lau ?". Respuesta de otra mama cansada : creo que es en Vallejos y Segurola, pero no estoy muy segura, cuando tenga más datos te aviso. No había más tiempo, ocho y cuarto salimos corriendo, nos pararon dos vías y sin embargo no me perdí. Agustina estaba nerviosa, decía que no podíamos llegar tan tarde, que no entraba si la gente ya estaba en la puerta, y que no iba a encontrar a sus amigas !!!!!.

Encontramos todo !!!! hasta lugar para estacionar. Entonces una de las mamás me llevó a mi puestito dentro del salón principal. Una mesa improvisada con dos sillas, cubierta por un mantel y una lámpara a la que habían decorado con una especie de globo chino que decía : " Aca Tickets", junto a una columna en la que rápidamente leí : "Hamburguesas : 20 pesos y lo que pensé un pancho (el nervio a flor de piel, le reculó a la neurona, y por culpa de un neurotransmisor dañado olvidé que era venta de hamburguesas y pizzas, nada de panchos) - porque era todo con dibujitos - 15 pesos, bebida 10 pesos. Hasta ahí era fácil de memorizar, después vino el sacudón : "Combo 1", me di vuelta y un grito gutural me salió de vaya a saber donde : me pusieron combos !!!!!, no me voy a acordar de nada !. Pero si, me dice Mariel, es una pavada, fijate son dos nada más : dibujitos : hamburguesa (es una hamburguesa no ?) más bebida : 25 pesos y Combo 2 : lo que yo me figuré era un pancho (pizzeta) más bebida : quince pesos. Me senté y me dieron los talonarios de todo ! y una cajita con cambio por las dudas. Y ahí nomás apareció otra de las madres que se había metido en el mismo lío que yo, y me emocioné como Forrest Gump con su mamá comiendo bombones mientras le explicaba contenedora sobre el azar de la vida, o la azarosa vida que uno puede llevar.

La música fuerte, se había instalado mejor que nosotras en el puestito, y la oscuridad mechada con luces de colores imperaba en un salón que apenas estaba llenándose de chicos de todos los tamaños. Esos niños, entre adolescentes desgarbados, empezaron a acercarse al precario puestito muertos de hambre, sin saber muy bien qué hacer. Puse garra en la actitud, y se dirigieron directamente a mi, hablé pero no salió nada, grité y ellos gritaron, la música ya me estaba bajando línea, aprendí a hablar con gestos (como aquella mudita de Araceli, en esa telenovela...), y por supuesto metí la pata, empecé a vender panchos, lo que veía en el dibujo del cartel no era un pancho, me dijo la autora del dibujo era una pizzeta !!!.  "Ana, no hay panchos !!!!". Ah perdón capaz era yo la que tenía ganas de un pancho, y vi un espejismo como si estuviera corriendo con Marcelo en el desierto (más o menos estoy en el mismo lugar, posiblemente sería mejor describirme en un pantano). Una vez que le agarré la mano, era imparable, hasta pensé en abandonar tribunales e instalar "ese Café" con mi amiga por el que tanto averiguamos. El problema grave, el que cacheteó para despertarme de mi inocente percepción de una realidad comercial que nunca estuvo a mi alcance, fue cuando, nos instalaron un kiosco de caramelos y golosinas !!!! En ese momento no perdí la sonrisa pero me apichoné y empezó mi agonía, regresé al lugar de Rodión Raskolnikov...

Los chicos, aligeraron la obligación y me hicieron reír. Venían temblando, con la mano extendida, un billete, arriesgaban "Me das una hamburguesa ?" y yo decidida les facilitaba todo, los calmaba y les entregaba su vuelto. Más de uno, con los nervios se iba sin el vuelto, o sin el ticket, o se quedaba asombrado y me preguntaba : "Y la hamburguesa", - no acá pagas y la comida se las entregan allá, en la barra (como siempre un chino ), para sorpresa de los chicos, ya intranquilos por no saber qué hacer en el lugar, menos con chicas que les llevaban aproximadamente medio cuerpo. Otros sacaban rollos de papeles arrugados y doblados a un punto que nunca hubiera adivinado que era posible, esos eran los más bebés, nos entregaban todo y se iban con el ticket, desconociendo absolutamente que nos habían dejado doscientos cincuenta pesos en un apretado cuadradito. 

La espalda rechinaba de dolor, el cansancio reclamaba lo suyo, sin embargo me asombró mi decisión, me desenvolvía como una experta comerciante, hasta proponía los combos como alternativa más barata. Y entonces se terminaron las hamburguesas, los chicos seguían sin bailar, dando vueltas grandes por el salón, solos arrugándose los extremos de las camisas o en grupo riéndo tontamente pura excitación, de ahí subían a los baños, actuaban como zombies con la música, y una escenografía tenebrosa de fondo, el club no era muy lindo aunque era generoso en las dimensiones.

A las 11 hs., solo quedaba el kiosco. Tuve que sobreponerme al descubrimiento de una capacidad diferente para manejar dinero chico. - Hola, me das 8 caramelos flyn paff, un chupetin, y una bolsita de lentejas de chocolate, queeeeeee ????. Los caramelos se venden 3 unidades por dos pesos - si ya sé, pero quiero 8 - entonces agarro los cien pesos, y me empiezo a ahogar, cuento con los dedos debajo de la mesa como si tuviera nueve años, - querés 8 caramelos y por tres unidades a dos pesos sería, ya se : por qué no me comprás nueve, lo demás me parece mucho, ya comieron hamburguesas, además no me acuerdo que me dijiste - interín tenía otro billete en la cara, y otra cara sobre la mía reclamándome una chocotorta y todo lo que quedaba en caramelos, pero cuántos ? si me da un billete de cincuenta, la chocotorta a cinco pesos, y dos pesos tres caramelos cuántos le tendría que dar ?????. Empecé a transpirar, tardaba mil años en cada cuenta, me perdía, calculaba mal, me daba cuenta y ellos se iban así con el vuelto mal dado o la cara de sorpresa por verse con tres caramelos en la mano, pero se resignaban ante mi cara de susto, sofocón e infancia sobreprotegida. Me comprendían, ellos tan chiquitos, yo tan infantil en este cuerpo de cuarenta años, mentiroso de la verdad. De pronto, casi a las doce de la noche me envalentoné, recordé a un amigo que en un cumpleaños, cuando con toda amabilidad le dije si me podía pasar la cartera me dio el mejor consejo del resto de mi vida, "tontita asi no, tenés que usar el modo imperativo - para algo lo tenemos - y decir : "Dame la cartera",  con decisión.Y lo aplicas a todo,  entendes ?. 

 El recuerdo, me hizo repetir en vos alta "y lo aplicas para todo". Me paré y de pronto dije :  "Me voy", nadie se sorprendió, me miraron comprensivas, escuché un aliviador "andá tranquila". Funcionó, sin mentir, sin justificar diciendo que mi hija más chica está con mi mamá desde hace dos días,  que probablemente hayan robado mi casa porque la dejé toda apagada y además que trabajo en una organización internacional, que me reclama porque parece que no hay lola, entre Israel y Palestina o algo así. Todo eso lo aprendí, un viernes a los cuarenta y tantos, en un baile del colegio...

Otra de cuentos......whatsapp

25 nov 2020


 Llueve, estoy sentada en el piso, hoy es sábado. Ayer fue un viernes fatal : segundo día de "vuelta al trabajo", sin palabras, y si hay alguna para describirlo lean bien : "horripilante !". No cabe duda, Tribunales, no es lo mío. Encima, ando pisando mi autoestima, como si fuese el bicho amigo de la luciérnaga del cuento de Carolina. A las 10 de la mañana del viernes, ya me quería volver, tenía que escribir un despacho de un renglón y parecía que jugaba al ahorcado, no embocaba una letra, una tecla, nada. Andaba en círculos como los chicos de la película "In Fear" y volvía siempre al mismo lugar. Creo, que me vendría bien un coach (ese tan de moda "que ayuda a las personas a esclarecer sus metas laborales, personales etc. y ponerse en camino para alcanzarlas"), o un acompañante terapéutico, o entrar en alguna de esas comunidades de Dios y redenciones. Entonces sería como Jennifer Lawrence en  "Los Juegos del hambre". Pero "estoy en llamas", no piensen mal, no sean perversos en este momento lo menos que doy, es "cachonda". Por el contrario, me estoy haciendo cenizas y en cualquier momento quedo como un vampiro tomando sol...


Ese viernes, la cabeza me traicionó, me fallaron las piernas y abandoné la carrera a las dos de la tarde. Llegué a casa arrastrándome a la cama, y entonces arreciaron los mensajes. Resulta que hace tiempo, no recuerdo cuánto, una mamá (porque claro apenas traspongo la puerta empiezan los problemas de la casa para adentro), me puso sobre aviso : no estaba en el grupo de madres VDS, 3° "C", y tampoco en el de "mamas de catequesis". Por alguna desgracia, no escuché lo del segundo grupo, pero si me enteré que había aumentado la plata para los regalos, y un par de cosas más sobre temas varios. La mamá que me alertó, me dijo que no me hiciera problema, que ella le iba a avisar a la madre que manejaba al grupo de ese Whatsapp que me volviera a agregar. 

Hubo una época en la que estaba tan abrumada de mi, que hasta se me perdió el whatsapp del celular. Si, por arte de magia hice desaparecer la app, el ícono entero ! pero la verdad no le di importancia, lo mismo que me pasó con el segundo grupo del que me hablaba Mariana, la mama de Pili, con tan mala suerte que dos días después de esa conversación, me entero que un grupo de compañeras de Caro iba a empezar catequesis.

Los ojos inyectados en sangre, el grito de mujer loba desesperada : "Catequesis !!!!!!! pero si está en tercer grado !". Llamada a mi hermana para pedir auxilio. Llamada de mi hermana con esta respuesta : "Ani, la señora de la Secretaría parroquial me dijo que la inscripción había empezado en febrero ! y que ya era un poco tarde, que iba a tratar de hablar con el Padre Ariel, pero no estaba muy convencida", -ya se que no debo pedirle estos favores a mi hermana menor por le faltan skills-. Ahí si, la cabeza se me empezó a quemar, se inició con un cortocircuito chiquito y el incendio se propagó por el lado de la fiesta de fin de primaria de Agus ! se me junta con la Primera Comunión de  Caro y los jueves, se me enreda Catequesis con Tenis de Agus. Díganme la verdad, si esto estuviera anotado en una agenda, cuál sería la diferencia ? El Capitan América vuela ?, no me acuerdo, pero justo hoy lo vi a Chris Evans, tan buen mozo en los "kids choice awards", igual no importa me conformo con Ironman, porque solo volando resolvería la cuestión y tal vez con un arma de destrucción masiva también...

A todo esto, Marcelo, se había ido a comprar todo para hacer en casa, una preciosa demostración de su clase de sushi (mi mamá dice "yuyi" y no hay forma de cambiárselo) y llegó 17.55 hs., cuando sabe que mi clase de Pilates empieza a las 18 hs.- me olvido que siempre es él, primero él para todo, y el resto le chupamos soberanamente un huevo y el otro también-.Sin embargo logré entrar victoriosa, aunque con enormes ojeras en la clase de Pilates, después de la barrera y mil vueltas para estacionar con el auto : 18.05 hs. (y con otro alplax encima, cosa que no da, pero ya les conté antes, debí haberme divorciado entonces, pero como decía mi papa, no es negocio),para dejar de verme como la más hermosa de todas, descubrir a una rubia preciosa y muy joven devolverme el reflejo de aquella conocida vieja bruja de los cuentos. Encima cometió el error de entregarme una barra de madera (un palo) para hacer abdominales y ejercicios con los brazos, estuve así de darle el palo por la cabeza (vieron que ahora por acá está de moda el tema de los linchamientos por la inseguridad) pero lo mío hubiese sido como un gesto de defensa propia y supervivencia (acá la gente perdió el norte con eso y según ellos lo hacen porque de la policía no se sabe nada, quien más necesitada ante semejante rubia de protección que yo ?). A las siete, había sobrevivido a todo. Así que agrandada, fui para la Iglesia, a hablar en persona con el sacerdote. Lo iba a convencer, de meterla a Caro en Catequesis. No tuve que enfrentar al Padre Ariel, me atendió una hermosa señora de unos 70 años, que no solo me llenó de halagos sino que me lo aseguró. Me dijo "bonita, quedate tranquila, llenáme este formulario, traéme copia del DNI,  constancia del Bautismo y todo resuelto. Eso sí antes del jueves".

Entonces Maléfica, recuperó su lozanía y  belleza. Aurora, había caído en un sueño profundo, del que le iba a ser difícil despertar....



El Suburbio anda revuelto haciendo malabares, con cumpleaños y de otras fiestas, digase comuniones

24 nov 2020


 




Si, pipa cumple 7 años y la madre como 80, pero peor que los 82 bien llevados por Clint Estwood. Eso me sorprendió de aquel viaje a EE.UU, los viejos, perfectos, altos elegantes y de más de 80. No les voy a mentir no tengo varita por lo menos ahora, así que la vida en la ciudad es un chino, muy complicada para entender, pero con satisfacciones inesperadas. Pipa cumple 7 años un lunes de mierda, porque tengo que ir a ese trabajo  de mala muerte en el que todo lo que yo diga es usado en mi contra, peor no es ni escuchado y por lo tanto tampoco usado, así que perdida total la satisfacción de hacerlo con gusto. Anteayer, como les debe ocurrir a todas en epoca de cumpleaños, sábado, pipa excitada se despertó 8.30 hs. (padre 7 de la mañana se fue a una carrera en Luján), con la única intención de escribir sus tarjetas de cumple, leí un rato y me llevó inevitablemente a cumplir su objetivo. Pero con lo estructurados que son los nenes, y la crueldad que los rodea, empecé con ella a escribir las tarjetas de una forma y de pronto me di cuenta que era más sencillo de otra, se volvió loca me dijo que los compañeros la iban a cargar, retar, burlar y que se yo cuantos calificativos más porque en unas tarjetas decía una cosa y en otras lo poníamos diferente. Y ahí me le tiré con todo, es tu cumpleaños y las tarjetas de invitación las llenas como vos querés. Si por eso, me dice, quiero que todas sean iguales porque después me van a carga. Me enojé mal, salió jekill, baba, fuego de dragón y le dije tomá hacé como vos quieras, lo mío es demasiado (y adivinen de qué me acordé, si del trabajo : "esto se hace así y punto porque siempre se hizo así, la doctora lo quiere así y no lo podemos cambiar !!!!) me fui a mi cuarto y llore yo como un bebé si, me dan ratos de angustia por cualquier cosa pero es porque extraño a mi papa, y me doy cuenta que no hay trabajo más dificil que este de entrenar mini nenes,  y ahí nomás ajena al llanto, pipa vino y me dijo que sobraban dos. Había completado las tarjetas,  se comió la mitad de las  letras, había que adivinar muchas palabras en la dirección y la fecha, y para peor me dijo que lo hizo porque yo le había dicho que lo hiciera. Eran las únicas que tenía, un garroooooon !!!!!. Pero la admiré, por lo dura, Dios mío tiene 6 años  que dura ni que ocho cuarto yo soy la responsable. Al rato, se levantó Agus y me ayudó, puso unos papelitos blancos que se pegan en todas las que caro había completado mal. Yo las volví a rellenar. Después se me ocurrió comprar una linda caja, Agus ideo una tarjeta para pegar sobre ella y me puse a hacerle las galletitas que Julia perdices Coria me enseñó. Lleva su tiempo, dos horas de horno, hice mil galles. Todo iba mejorando. Al mediodía debo rescatar con toda dulzura que vino la tía Vero para que Agus eligiera las tarjetas de comunión y Caro sus stickers para los souvenirs del cumple que se los regalaba sin dudar la tía que piensa como yo, "se van a acordar toda la vida quien les dedico ese rato para compartir algo lindo para ellas y obsceno por ejemplo para las amantes de perros y gatos", y con esto no hablo de las que incluyen perros y gatos sino de las que dicen que tener hijos no es para ellas porque nunca habrá nada más incodicional que alguno de esos bichos, perdón que lo repita tanto pero no quiero acostumbrarme a la idea como normal. Saben lo que es compartir cargo con gente que todos los días se retira de la misma forma, maquillaje previo, y luego un "Me tengo que ir porque los perros están solos", no habrá perro encerrado en esto, se me está pasando algo ?  Ojo esto no es real es un simulacro,  estoy entrenando todos los días para ser un poquito más mala. Como sea al final ese domingo repuntó y por un momento me olvidé de los días grises que paso en tribunales. Y a las enanas les encantó la visita, lo mismo que  a mi  que como venía el día se me hizo soñado. Finalmente llegó el lunes tan esperado por la enana, con la cama elástica y los muñecos que abuela y tía C le vinieron a traer mientras yo estaba en el curso. La caja volvió vacía, con una cálida nota de Flor la seño que todas queremos por eso hicimos trampa y la mandamos a la tarde la enana se cansó de saltar y yo a pesar de llegar molida no tuve otra salida que participar un rato y decididamente debo decirles que tal vez si más de una de las minas de tribunales saltara un rato en una cama elástica para nenas remontaría bastante esa carencia  ese cúmulo de limitaciones emocionales que termina fumigando la vida del resto de nosotras ? disculpen una dama siempre habla de modo de hacer sentir bien al otro ( o esperaban que dijera malco...?). Feliz cumple Pipa, mama te ama siempre. Al final la cama elástica y tu sonrisa fueron los mejores regalos para las dos.

Quiero contarles que estoy publicando las entradas desde atrás, las primeras desde que esta familia inició aventuras y desventuras para que les sea más sencillo comprender, como se fueron dando las cosas, porque la vida irremediablemente ya tiene un destino que no siempre coincide con el que uno había trazado.......














Para que tomar clases de teatro, si todos somos unos personajes envidiables..........

19 nov 2020



No doy másss  -como ese perro del programa al que llaman "Fatiga"-. Si lo reconozco,  me cabe ese sayo, soy débil, me canso enseguida, el mundo me aturde !; pero tengo que escribir la bitácora antes que se me olviden hasta los sabores y los colores de ayer, o se me mezclen con los de hoy. 

El estressaso inevitable del comienzo de clases me mató, desde que empezaron no consigo organizar nada, se me van escurriendo días, chicos, iguanas, cobayos, Marcelo, Amelia. No hay equipo, esa es la palabra, todavía como Bianchi no le encuentro la vuelta, propongo malas variantes y me voy al descenso.

 En cualquier momento, las manos me quedan como garras de tanto mensaje por contestar. Las más demandantes son las mamas  del colegio. Después les siguen en grado complejidad : amigas en problemas, amigos preocupados, hermanas, madres, señores que arreglan heladeras. Otros señores que sacan un pedazo de alfombra de acá y mandan por allá. La malaria económica  termina por sacar lo mejor del ingenio propio y ajeno. Entonces, en lugar de cambiar la alfombra, sacamos un pedazo de debajo de la cama ponemos un remiendo parecido allí, colocamos lo quitado en el pasillo de distribución, sector que se ha transformado en irresistiblemente lúdico para hijas y amigos que de tanto tirar de la hilacha casi han hecho desaparecer el lugar más concurrido de la casa.

Hoy no voy a hablar del trabajo. Se terminó, no es una estrella en ascenso que capta toda mi admiración y es lo único de lo que puedo hablar. De todas maneras, noto la influencia, lo aciago del lugar, que termina por condicionar hasta el humor para escribir.

Este jueves empezó terrible. Era mi día especial  con Agus. Íbamos  a la reunión, sobre las clases que quiere tomar de teatro. Me sorprende esa decisión; las ganas que tiene de ir. En realidad, me da mucha curiosidad, sin embargo me  había levantado sin fuerzas. Dudaba entre tomar un taxi o manejar. Al final decidí que con lo de teatro necesitaba el auto. 

Llegué pálida al trabajo, ojos vidriosos, mirada perdida. Sin proponérmelo, logré mi cometido. Los asusté. Me temieron por un segundo. Hasta que se dieron cuenta que era yo, la jefa buena, la maestra que en el colegio les da todas las respuestas. Justamente por eso, disfruté tanto del susto que les pegué, como si fuera una actuación digna de Monster Inc., como de los mimos que le siguieron, y la taza de café caliente sobre el despacho. Me senté y recuperé cuerpo y alma.  

 Aunque, no del todo, digamos fue de esos días en los que uno va pero hace manualidades, figura pero no rinde nada. Acá tengo una inquietud, no entiendo bien como todavía no nos avivamos. Nosotros inventamos todo esto, este sistema de vida, nosotros solos nos mandamos a sufrir, no les parece raro ?. Perdón, me distraje. Hoy era el día tan esperado, el de prueba. Veamos si madre e hija se la bancan tanto como anuncian,  y a brillar - teatro - no digo Broadway o Corrientes, hablo de cambiar trabajo por cualquier otra cosa, solo por un rato.

 Aguanté en el trabajo hasta donde pude, y decidí acabar la puesta en escena del día. Silbando bajito desaparecí, igual que después de asustar niños lo hacen Mike wasowzkil y el incondicional Sullivan.

 A mitad de camino, el número del celular que empezó a tronar, me dejó helada, el colegio, atiendo y la voz me hace pensar en ese disco rayado que pega mal
- hola la llamo porque Carolina no se siente bien dice que le duele la panza, no se, yo no la noto muy mal, pero bueno lo dejo a su criterio - y contesto rea (lo aprendí de una jueza, que cuando se sale de ella nos tutea y se pone peor que un Barrabrava) - disculpame estoy manejando vuelvo del centro (entiéndase con tono vuelvo del infierno), de que me estás hablando, que me queres decir, cómo es la cosa ? pago una fortuna para me hablen con esa ligereza ? Con tan poca información ?.

Bueno señora, no se ponga mal, quiero decir que yo no la noto tan mal, respuesta: mirá, directamente voy para allá, tardaré 20 minutos. Cuelgo. El cel otra vez - me va a hacer odiar una canción que de Redemption, no tiene nada cerca mío; querido Marley, Bob mi dulce de leche, cómo se ve que nunca fuiste madre obsecuente, cumplidora y llena de obligaciones, ya se, ya se Be Happy, no problem, dont worry - Ahora es mi mejor amiga: donde estas ? respuesta: no se, es una buena pregunta. Llamo a mi hermana para que vaya a buscar a Agus,   en una oración le explico el plan improvisado para llegar con algo de cabeza a Palermo, dos puntos es asi: yo saco a Caro, paro en casa, me desparramo 10 minutos, vos me traes a Agustina a casa y te  llevas a Caro, Amelia se va,  viene Marcelo, la rescata (fíjense ya la poca participación del tipo en la vida doméstica, no era más que relleno dentro de la escenografía), yo me voy directo a La Galera con la actriz. 

Y asi fue. Puse GPS, aunque por instinto mas o menos puedo llegar. Sin embargo me desubica tremendo edificio Palermitano frente al teatro. Hace mil años que no vengo, veo un hueco y estaciono : GARAGE, estoy fusilada, anestesiada lo dejo igual. Paradas las dos frente al teatro, solas, no hay nadie, saco lo que imprimí del mail en el laburo, y empiezo a llamar a secretaría -nada-, pruebo un celu, me atiende una mujer y sin dudar le pregunto si sabe algo de una reunión de padres que me imagino ella será del teatro porque su celular aparece en el mail que me enviaron al trabajo, respuesta  : si, mirá el horario de secretaría es hasta las cinco de la tarde (casi sufro un desmayo son 5.30 hs.), pero golpeá la puerta,  dale, yo te espero en línea, golpeo con alma y vida frente a la mirada de los extrañísimos seres que habitan el lugar, me sigue hablando, me  pregunta quién es la profesora ?, y no sé como me acuerdo un apellido que empieza con L, si- me contesta es Marcela.  Esperála suele retrasarse, cualquier cosa me volvés a llamar, estás segura que te dijo ahí, yo a esa hora dudo de todo, pero no se lo iba a hacer notar, -si me dijo acá-mientras de reojo veo que un auto sale de delante del mío, le tiro cartera y cel a Agus, y me desmorono de nuevo sobre el auto. Arranco y lo adelanto feliz, me salió una. Vuelvo y veo venir a la profesora, no la conozco pero tiene la cara, esa cara. Me dice - te pido mil disculpas, venís a la reunión ? Sip. No me vas a creer esto me olvidé las llaves del teatro. No me caí,  porque al final como en la película del avión con piloto drogado (Denzel Washington, se acuerdan ?), me salvó la pastillita y el entrenamiento que tengo encima. Ella, Marcela, sigue, moviendo los ojitos de acá para allá, y me dice : Hector, justo no está (el director de teatro), estoy tratando de alcanzar por sms a los chicos de secretaría para ver si todavía alguno queda por aca cerca, yo arriesgada le pregunto donde vive, y me entrego : sino te llevo con el auto y volvemos (eso es estar bien drogada), por suerte ella misma desparrama lucidez y me dice : no en Caballito, no llegamos de vuelta ni locas. Bueno, - le digo ya dispuesta a todo - lo haces acá en la puerta. Sabes qué pasa, no sos vos sola,  son más de veinte personas, que por supuesto fueron llegando, cargadas de chicos con viandas; lo peor más chicos que Agus que intentaba saludar (idiota como la madre) nadie respondía al saludo, y por lo bajo me decía, mami son todos más chicos que yo. De pronto me vi de afuera, y traté de reirme de mi y del resto. Me concentré en enumerar y describir : madre que sale del trabajo, madres al pedo, madres extrañas, abuela que no deja de hablar, madre asustada, padres con chicos gordos, padres con chicos quilombo, gente con anteojos cool y pelo verde cortito, pollera larga, netbook que pasa hablando con su Iphone, y siiiiiiiiiii  última pero la mejor : señora mayor con labrador y llaves. Entro primera sin dudar, y me desparramo en los almohadoncitos de primera fila, el resto se acomoda como puede, la abuela sigue repitiendo que su nieto Giuliano se tiene que operar del ombliguito, tiene cinco años y la mama trabaja, que su hija,  la mama de Giulianito, también estudió teatro en el San Martin pero con Jorge Barreiro ????? y tomó clases de danza en el Cervantes, pero que ahora es bioquímica, nos está matando. Al final me morí de risa, como si mirara una película o una obra de teatro, como si yo no estuviese ahí, la profe se sentó en el escenario en un banco alto y nos contó de que se trataba todo. 

Síntesis, Agus tiene una vez por semana, y el grupo de es todo de su edad, ella entra nueva con otra, si la inscribo podemos ir a ver gratis durante todo el año todos los espectáculos de La Galera, la miro, seguro querés ? se ríe, si mama me encantó, claro le dijeron que tiene sonidista, iluminador, y coreógrafa, disfraces, les enseñan a armar los personajes, las hacen leer mucho, a mi me dejó encandilada la cosa, y la verdad no sé que hubiera dado por subir a ese escenario y actuar !!!! Pero de mi, porque según Agus hubo un momento en que ella también se detuvo a mirar y nos encontró a todos tan personaje que se le hizo agua la boca de las ganas de imitarnos. Salimos pasadas las 8 de la noche, pero me había reído tanto que no sentía nada, ni el dolor del brazo con ligamentos rotos, ni la pesadez que me aplasta la cabeza de expedientes, y pensé que podía ir a visitar una galería de Arte a la que me invitaron sobre Gorriti, pero llegué hasta la esquina, vi autos trabados, y las cuatro cuadras que me separaban de la galería y un enorme cartel luminoso que decía POR HOY VOLVER A CASA. La bellavaliente, -obra que están promocionando ahora en el teatro - que caradura pero me cabe el papel por momentos jaja, pero la que aparece es la profesora con la que acabamos de hablar. Abajo les dejo fotos de todos, la primera la señora, con labrador y llaves que nos salvo, y al final, si se fijan bien, la última foto, la cuarta chica a la derecha es Marcela, la dueña del destino actoral de Agustina.









Un chaman, dos fantasmas y una entidad...era eso parece

14 nov 2020


 

Ahora que estoy más sola que loca mala, y los gastos con la pandemia y sin hijas en la casa, han mermado considerablemente, he hecho de un hogar lleno de recuerdos, que no siempre es bueno tener en formato portarretratos, muebles de hace veinte años, etc., un lugar en el que solo se respira presente, otro camino, hacia otro futuro.  Sino hiciera eso, la maldita nostalgia, disfrutaría revoleándome al piso con una buena toma hasta que quedase absolutamente deshidratada y vacía. Pero ojo !, yo también tengo lo mío, después de años de titanes en el ring, me se todo de lucha, ( tanto vitorear al caballero rojo : "Caballero rojo, es intrépido y leal, es valiente y es genial"), así que me paro, le asesto, una patada de canguro, y cuando la tengo en el piso, le mando una flor de tijera al cuello, le pego a la tristeza con su propia fuerza. 

Pero, si esto terminara con una buena toma, reflejos intactos y algo de talento como el que tiene "Beth, en la serie Gambito de Dama", una ajedrecista -mujer se entiende- a la que los hombres temen, no tendría nada que contarles. Presten atención, hete aquí la historia....


Había una vez una joven de unos casi cincuenta años, con la energía de unos 20, quien luego de varios entuertos y otras complicaciones de la vida, había decidido cambiar un viejo aire acondicionado que nunca funcionó por uno nuevo, (le decían que guardar cosas rotas, era otra espeluznante vía de seguir atrayendo mala suerte a su vida), así que apenas vio la oportunidad, consultó con su electricista amigo, y a eso de las tres de la tarde ya lo tenía en su casa, colocando el aparato (sonó mal pero no lo puedo decir de otra manera). Me quedo cerca de él mientras estudio alemán. Apenas me concentro un poco, él, al que le da por hablar y hacer bromas, intenta iniciar un diálogo. Me ve concentrada pero insiste, hasta que abandono, derrapo y le doy el gusto de prestarle mis orejas, conversamos. Me pregunta cómo ando, todos saben que como la mona (hasta en el alemán que comencé a estudiar me va de floja para abajo,  nunca tengo rachas de dos días seguidos en las que aparentemente de tanto estudiar ya podría ir especulando con mudarme a Berlín). Digamos, que  en estos últimos años, mis problemas se han vuelto internacionales (alguien se va a sentir mejor con esto -mal de muchos consuelo de tontos- dicen). Y claro mi electricista, también lo sabe. Me dice -"se te nota la tristeza en la expresión de los ojos, pero por sobretodo la derrota, como que te acostumbraste a cierto tono o nivel que puede atraer aún más las malas vibras", - "Mirá capaz te vas a reír de lo que te voy a decir"-"Decilo, si me hace falta algo, es que me hagan reir". Yo soy chamán me dice, mi sobrino ve gente muerta, tiene un don, (no se lo dije, pero capaz que cree que no conozco a Shymalan), el ve seres y entidades, que no siempre son gente muerta, son otra cosa, demonios que atravesaron un portal y vienen del infierno. El los ve, yo me transformo en otra cosa y los saco de las casas. Para mi, todo esto que te pasa tiene que ver con eso, si querés te aviso y un día, tirando a la nochecita que es cuando los ve mejor, venimos los dos con mi sobrino. Que pude haber contestado ? seeeeee. Probemos con todo, y eso que todavía no tengo turno para constelar porque no estaba armada la agenda del mes que viene.


Un viernes, me cae el whatsapp de Pablo :"Hola, hoy podemos ir, te parece a las siete ?", aplausos, adrenalina, mi cabeza que gira de placer como en montaña rusa, pego un alarido de contenta que lo asusta ! "ok, a las siete estamos ahí". A la hora convenida, aparecen, Pablo en su carácter de chaman, ya no como electricista, y un chico casi de su altura, 1,80 pongámosle, con varios colores en el pelo. Margarita y yo somos toda Bienvenida (Auf Wiedersehen). Una vez dentro, el chico -flaco y desgarbado- se pasea por toda la planta baja, se miran, y  el jovencito de amarillo verdoso, me dice "debe ser por tu perra, acá abajo no hay nada, eso si, vos estás trabajada, tenés un aura negra alrededor de tu cuerpo como una sombra (con lo que me gusta vestirme de negro!). Preguntan -podemos subir ?, si claro, los acompaño y cierro la puerta de la escalera para que la bretona no suba. Me quedo sentada en uno de los escalones más altos, los dejo entrar a mi habitación, 5 minutos después sale pablo -"Hay un fantasma en tu cuarto, no te asustes, en realidad es un demonio, escucho al chico hablar, Pablo sigue, es malo dice mi sobrino, te lo pusieron para joderte,  tiene una remera azul, jeans raídos y el pelo rasta. El mismísimo "Bob Marley está en mi cuarto, por qué va a ser malo ?". Sonrisa - no, es otra persona, lo describe por si lo conocés, no le puede sacar palabra (para mis adentros pienso "y si le dice que cante "Woman don ´t cry", me arrepiento mejor ni lo propongo). Entran al cuarto de una de las nenas, y los escucho hablar a los dos, acá tardan más. Pablo se asoma apenas, "hay un nene acá, está perdido, no te conoce, afirma que los padres de él si, que venían mucho a visitarte". Como en el caso anterior me lo describen, 5 años, rubiecito. Respuesta : ni idea. Ahora sale el sobrino, me mira asombrado y me cuenta, que el nene está acá obligado por una entidad superior a él y al que está en tu cuarto, para hacerte mal, él no quiere, pero no sabe como salir. Se pone más serio y me dice "La entidad que los maneja es peor que la de tu cuarto", ahora no está, seguramente se fue, porque aparecimos en escena. No me pregunten por qué pero me acuerdo de "Brigada A", (todo delata mi edad, pero no me importa, quién más tiene fantasmas en su casa ???). Entonces escucho hablar a Pablo y tratar de calmar al nene. "Vos quedate acá, que está lleno de juguetes, disfruta, ese demonio no te puede hacer nada aunque no cumplas  lo que quiere que hagas, te tiene engañado". Sale del cuarto serio, y los dos me piden entrar al otro cuarto y luego al altillo. Parece que el altillo está tomado por la entidad, que no está, no saben por qué, les sigue pareciendo que es por la presencia de ellos.


Al rato volvemos todos abajo, se comprometen a regresar para sacarlos, me piden que me de un baño con agua tibia, albahaca, ruda macho, lavanda, una cucharada de miel y colonia inglesa, durante tres días. "Después nos llamás, me dice Pablo y venimos a sacarlos", sino queres llevar a la perra a dormir con vos, te paso una música de you tube que las presencias aborrecen, y la ponés antes de irte a dormir. Los despedí con mi mejor sonrisa. Puse la música que me dejó, era horrible, hasta yo de escucharla correría lejos si no puediera apagar el audio.


Me da curiosidad son las 9 de la noche, entro al cuarto de la más chica, si ningún miedo (ojo ellos, antes de irse me pidieron que no me sugestionara), "Che enano donde estás, mirá que yo de chica era babysitter", "en este cuarto tenemos de todo para jugar"....nada, silencio de tumba. Un poco más preocupada entro a mi cuarto. "Querido Bob, no te enojes, ya sabés como es la gente, hay algunos pocos que escucharon la letra de tus canciones -viven y dejan vivir- canta todo lo que quieras, y la entidad esa, de donde salió?", nada no tengo poderes paranormales, hago puchero, cierro los ojos, me enfoco, nada, miro la mancha de humedad arriba en el techo y pienso cuanto me va a salir arreglarla. Me retiro.


Después de cenar miro una serie de terror que me tiene atrapada "Chambers". Cuando me voy a acostar, chusmeo pinterest y se me aparece esta frase : Las casas, son epitafios, ecos de la gente que alguna vez vivió ahí. Me acuerdo que el viernes trece tengo turno con el oftalmólogo, casi me quedo ciega otra vez, cuando una loca del trabajo que ni me conoce, me empezó a hostigar, esa chica da miedo porque tiene poder, lo que la pobre no sabe es que a mi el único poder que me puede llegar a hacer mella es el de dos fantasmas y una entidad. Tiremos las cartas otra vez mi querida, yo siempre tengo un as en la manga, para sus  rabietas pura banalidad.


Dicho eso, decido irme a dormir, pero con mi bretona zanahoria, pongo unas toallas viejas, ella sabe donde acomodarse. Nos dormimos sin música. y de la nada a eso de las tres de la madrugada, se encienden unos parlantes abajo a todo volumen. La bretona salta de la cama y corre abajo, yo semidormida, no entiendo bien que pasa, pienso que hay fiesta en la casa de enfrente otra vez, me desubico pero sigo a la perra. La encuentro sentada frente a los parlantes, me ubico, están a todo volumen, los tomo, no veo bien, hasta que descubro que donde dice on-off, la tecla está en on, la paso a off. Se apaga todo. El corazón me late fuerte, subimos. Nos dormimos dentro de la película.

Hace días que la perra me acompaña a todas partes, mientras esperamos que Pablo vuelva. Yo invoco la lengua alemana, que es sajona, después de mirar outlander, todo puede ser. Bitte, nicht. Auf wiedersehen.

Cuentos de Hadas suburbanas . Todos los derechos reservados. © /Desarrollo: Maira Gall / Ilustraciones: Lau Rolfo