En materia amorosa, eso decía el horóscopo dominguero. Ahora volví a leerlo, porque un buen señor de algunos de los cientos de plataformas mainstream (anglicismo que significa tendencia o moda dominante, que se emplea para designar, musica, arte, moda, literatura que cuentan con grandes medios para su comercialización) de citas on line, en los que he intentado pescar algo decente, ardía de ganas de conocer mi signo del zodíaco, igualito que pasa en las comedias americanas. Y tuve un golpe de suerte, la hermana era del mismo signo que yo, así que ya sabía "con que bueyes araba", dijo, empoderándose de la conversación. Puede fallar, yo tuve paciencia, incluso dejé pasar altura, resigne mariposas en el estómago, hasta que lo que sentí fue una piedra en el zapato. El se decía muy práctico, vivía en un pequeño monoambiente en la esquina de San Juan y Boedo. Trabajaba como arquitecto en estrategia de sistemas. Por supuesto pregunté, de qué iba la cosa. Se esforzó en explicar, pero acá sigo sin seguirle el cuento, El se decía muy organizado, gracias a su amor por la tecnología, ajustada a una capacidad económica de monoambiente; insistió en explicármelo todo sobre "Nina", cuando llegaba a su casa del trabajo, cual película de ciencia ficción, tenía una pasión absoluta, que escondía un machismo solapado, que iniciaba con una serie de ordenes: "Apagá esta luz, bajá aquella, prendé la calefacción, etc". Que otra cosa podría pensarse, si le puso nombre de mujer. Un buen programa, para llegar a casa, y tener un robot geisha que le haga los mandados. Ojo, no piensen que con ese poquito lo condené, al contrario, me regaló una buena idea para mi.

Evite lanzarse al vacío
26 sept 2020
Yo suelo sacar a pasear a la bretona, en esta nueva normalidad que la obliga a una a salir con barbijo, y de paso si necesito pagar algo en efectivo, mato dos pájaros de un tiro, porque solo hay un cajero de mi banco, cerca de un hospital público. Había una cola, un chico joven con un nene, una chica de unos veinte años, nosotras, y detrás apareció un señor alto y canoso, que con barbijo y todo parecía buen mozo. En un momento dado, sentimos gritos dentro del cajero y llanto, sale una señora mayor pidiendo ayuda, el chico que nos precedía, entreabrió la puerta, pero enojado les contestó que ya eran dos dentro del cajero y él estaba con un nene, no se pensaba arriesgar. Puteó por lo bajo, tomo al chico de la mano y se fueron. La chica que seguía se dio vuelta reclamando colaboración de alguien detrás, lo mismo hice yo, y pensando que el señor canoso resolvería el asunto lo miré fijo, lo mismo hizo él "te veo cara de conciliadora, si querés te tengo el perro, y arreglas el asunto", creo que le respondí con mis ojos de conciliadora, comprendió, y golpeó la puerta del cajero, la abrió, preguntó de mal modo que pasaba, alguien le explicó, y por toda respuesta obtuvo un "señora ya se tragó la tarjeta a esta altura, de que banco es?, va a tener que pedir otra", se escuchó un grito gutural que nos dejó a todos temblando, el tipo cerró de un portazo, me miró, y con la bretona decidimos terminar con la cuestión. Abrí la puerta, entramos las dos y cerré. En el interior, había dos señoras mayores, una era la que lloraba y gritaba. Miré rápido el cajero, y efectivamente la tarjeta ya no estaba. Intenté razonar con la que parecía más tranquila, y sólo logré que la otra empezara a golpearla. La agarré del brazo, empezó a gritar otra vez "ella tiene la culpa, me hizo meter la tarjeta para ver unos movimientos de cuenta, yo de acá no me voy sin mi tarjeta ", y cuando intentó volver a los golpes, me empecé a reír "lo de la tarjeta ya no tiene solución, vayan las dos al banco al que pertenece su cuenta, parense las dos ahí, y hagan exactamente esta escena, un poco más dramática, y usted grite más fuerte, en el día se la hacen", las dos se detuvieron me miraron con asombro, y salieron como estaban adentro. Cruzaron la avenida a los golpes, los gritos y el llanto. El señor canoso, se me acercó y me dijo que ya estaba por llamar a la policía, la cola llegaba hasta la esquina, y todos hablaban de los efectos colaterales de la pandemia. De mi heroísmo nada. Pero les aseguro, que volví a casa como ironman después de un feroz ataque de Grimson Dinamo.....Ah, iba a pedirles con todo mi corazón que dejen de hablar de lo buena persona que es esa lindura de Keanu Reeves, a los 56 años, porque en cualquier momento me lanzo al vacío, por falta de masculinidad patria......

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