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Lily

25 ene 2019






Confiada, candida, 47 años, una nena en un cuerpo que también se le resiste a la edad, Un nombre, Lily, divorcio sorpresivo a cuestas, cliché de los clichés, adolescentes de colegio bilingüe que saben 
de ensayos, tecnología de punta, sexo, con lo que la madre adulta, no es otra cosa que una pequeña más,  y sabe a conciencia que ese papel de pequeña inocente es un mecanismo de defensa, que de manera naive, aplica en todos los ámbitos de su vida . La edad, con la consecuente experiencia de vida, simplemente la soltó y cuando empezó a entender de que se trataba la cosa, perdió aplomo, no tuvo remates para hormonas adolescentes, no encontró el guion de madre adulta, y sin proponérselo apareció la Uveitis, enfermedad autoinmune que casi la deja ciega. No pudo seguir lidiando con una serie de hechos desafortunados, que inexorablemente iban a suceder, no pudo contra el conde Olaf. Otra hubiese sido la historia, si hubiera incorporado y aprendido los guiones de viejas series  para estar a la altura de respuestas sorpresivas, enroscadas en argumentos vacíos de verdadera experiencia de vida y contenido,  adolescentes en su peor revolución hormonal, con una madre sola necesitada de la presencia de un padre ausente y resentido, con lo que al menos deberia ser asesorada por el mismísimo clan kennedy”o “por un rudo jefe de campaña para una devolución digna de madre ochentosa, como el mismísimo Elai, de la vieja serie “The good wife”, que con una asombrosa cara de pocker, tira letra y remata con “Deme 48 hs. para pensarlo, y le daré una respuesta”
Estas dos hermosas y jóvenes centennials, me abordan con afirmaciones inesperadas, y yo no logro estar a la altura de un buen libreto: “El de la madre adulta”  mis respuestas dan lástima,“porque no, y como soy más mala que Maléfica, mientras vivas en esta casa, no cumplas la mayoría de edad, consigas trabajo y estudies, y encima seas la más hermosa del reino (aunque las dos peleemos por el famoso cazador de los hermanos australianos, madre por el maravilloso Thor y vos por el no menos agraciado hermano de “Los juegos del hambre”, voy a ser más mala que la mala de malefica y me voy a conseguir una rueca, un vestido precioso, un zapatito de cristal, y a todos los superhéroes de Marvel, creo que me confundí con cenicienta, y estas hermosas centennials de laburar y limpiar, ni hablar...). Ya saben el cuento del príncipe azul, la tecnología las volvió adultas, y a mí una anciana de esas que todo le preguntan a sus nietos, hijos.....Ahí, falle les di handicap, deje de leer y escribir, el consumismo inútil me llevo a una frivolidad tonta, un sillón puede hacerme feliz ?, si obtengo cosas rápido voy a ser feliz?. Y las centennials cayeron conmigo, en un mundo en el que todo pasa tan rápido para que uno solo piense en la tecnología armada de publicidad y rapidez, ya pensada que nos corre y no evalúa la posibilidad de la duda....o del propio pensar...Entonces aparece esa enfermedad astuta que te deja, ciega....Uveitis

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Cuentos de Hadas suburbanas . Todos los derechos reservados. © /Desarrollo: Maira Gall / Ilustraciones: Lau Rolfo